Para nada podría responder rápidamente. Para nada señor/a lector/a, pero seguramente esto podría dar lugar a una no buscada confusión.
El capitalismo nos ha enseñado (a través de largos años de predica) que todo tiene que servir o sea que tiene que ser útil, en cambio el arte nos hace preguntas que vale la pena responder.
Preguntas que con su vigor nos podrían hacer cambiar el rumbo de muchas cosas que tal vez funcionan como obstáculos en nuestras vidas. No dudo, sin embargo, que esta afirmación podría ser demasiado presuntuosa. Debo aclarar que de ninguna manera
se pretende ser dueño de una verdad absoluta, aunque si creo que el arte no precisa ser útil (en la usanza capitalista) para producir en muchos casos cambios en nuestra conducta cotidiana.
Voy entonces a referirme más específicamente al arte en el campo de la salud mental.
Desde siempre el hombre intentó plasmar sus pensamientos y sentimientos en algo que diera cuenta de ello. Testimonio de lo afirmado en el anterior párrafo son los dibujos rupestres y tantos otros ejemplos posteriores como por ejemplo el arte en los pacientes psiquiátricos.
Vale entonces poder explicar porque en el ámbito de la salud mental, aunque la palabra sigue siendo en ese espacio fundamental, ya que como dije varias veces “la palabra por acción u omisión enferma y tambien la palabra cura”, sin embargo, hay personas que no pueden expresar con facilidad contenidos conscientes o inconscientes que necesitan elaborar. Es en ese sentido es que el arte con su lenguaje no oral nos permite acceder a esos contenidos que de no ser así no llegaríamos a conocer.
Será tarea entonces de los profesionales de la salud, instrumentar luego junto con la persona “la elaboración de esos contenidos”.
Las diferentes formas de arte (audiovisuales, musicales, teatrales, literarios, etc.) Van a ser, a mi entender, un instrumento eficaz que nos ayude no a responder sino a deconstruir para luego construir nuevamente en esta cadena de preguntas que tendrán respuestas que luego se constituirán otra vez en preguntas en ese camino saludable que es por otro lado el único posible del conocimiento y la ciencia en general.
Saludo entonces que el arte no sirva para canonizar sino para abrir puertas o ¿usted no lo piensa así señor/a lector/a?